Subir una montaña siempre es un esfuerzo que se gratifica por el camino, la compañía y, en la mayor parte de los casos, la gratificante cima. Normalmente suelen ser las vistas el premio que aguarda en la cumbre, pero en algunos casos, podemos encontrar paisajes encantados. Parajes, por ejemplo, en los que lagos de oscuras aguas aparecen rodeados de peñascos que parecen besar el cielo mientras abetos dispersos hacen guardia en los alrededores.
En este apartado, el Pirineo catalán es un espacio privilegiado. En algunos puntos la concentración de ibones resulta espectacular. La editorial Sua acaba de publicar ‘Las mejores ascensiones a los lagos más bellos del Pirineo Oriental’, obra de Yvette Delgado Perera. Se trata de veintiún recorridos en los que poder admirar más de 70 lagos de montaña en entornos que sólo cabe calificar como mágicos.
Una bonita propuesta para visitar Catalunya y conocer sus ibones más delicados, algunos muy populares por su sublime hermosura, otros desconocidos del gran público pero no por ello menos atractivos.